Una mamá en Stand By

 Hace un año, a esta misma hora, estaba saliendo de una ducha muy caliente en el Hospital Materno Infantil Virgen de las Nieves en Granada. Dilaté cuatro centímetros allí de pie, pensando que mis piernas flaquearían y caería al suelo. Pero eso no ocurrió. Me mantuve firme, volví a mi cama y de ahí a paritorio a mil por hora. Tanto tardó el anestesista en colocar la epidural que cuando terminó ya asomaba.

Mucho abarca, poco aprieta. Por cierto,
 este años no organizo el RoJa.
Mi primera renuncia va dirigida
 al nivel de compromiso. 
Tengo unas manos horribles, pero son más bonitas cuando le abrazo. Su sonrisa me devuelve el buen humor, y darme cuenta de la forma en la que sus ojos se iluminan al mirar a sus hermanos, me recuerda la importancia de mi milagro, la familia. Vosotros ya sabéis que ellos son Mi cama de Princesa.


Pero me agotan, como los Pin y Pon la paja de la granja, parece que es imposible pero no, la posibilidad existe, y si la tocas,debajo de tu dedo queda un dedo blanco porque tienes las piernas más hinchadas que el globo rojo de IT. Pero te besan y te dicen que se van a dormir y todo te duele menos. Aunque, irremediablemente, los sueños siguen sin cumplir, las escenas sin escribir, los borradores sin redactar, la web sin terminar, el post sin escribir. 

No me negaréis que por la noche hay un instante de inflexión, un segundo que marca la diferencia. Es momento en el que miras el PC y sientes el agotamiento sobre tus hombros, el dolor físico en cada centímetro... y la renuncia es VOLUNTARIA. Porque no puedes más y porque sabes que si encendieras el ordenador no escribirías una mierda, sino que revisarías RRSS con tal de mantenerte despierta en lugar de concentrarte. El día siguiente ese proceso de renuncia es más rápido porque no sabes gestionar la sensación de fracaso literario de la anterior.

Yo los doce días en que mis hormonas me permiten ganar.
A mi Javi lo tengo enganchado en la pierna, por eso no sale. 
Pero un día ocurre. Todos se van o se acuestan. Tú has gestionado el fracaso de tal forma que lo has digerido y evacuado, puedes empezar de nuevo. Además ya has terminado con la regla y tu cuerpo es otro, más vital, ligero y exento de líquidos secuestrados. Te cambia el humor, los niños son más guapos, cuando tienen el día llorón pones Metallica para que se disimule o Bob Marley si quieres reír un rato. ¿Por qué mis hijos no quieren que yo cante y baile? Pues me ayuda mucho a liberar tensiones. 

Ser madre implica estar en Standby, te tomes la maternidad como te la tomes. Si pones a tus sueños en la pantalla principal, dejas la de madre en pause. Si ser madre es lo primero todo lo demás queda en segundo plano. Y si quieres ser productiva... olvida lo de ser productiva. Puede que algunas de vosotros no os sintáis identificadas con estas palabras: ¡FELICIDADES! Mi más sincera enhorabuena, habéis alcanzado el equilibrio. Yo estoy desequilibrada, sin lugar a dudas. Y no me pesa, ¿eh? Todo esto son reflexiones. Soy así de rara, escribirlo y leerlo me ayuda a saber lo que ocurre. 

Tengo la regla, ahora me dura casi diez días ¡un horror!, me cambia el humor, si divide por diez mi capacidad de esfuerzo y de resistencia, me deja de llegar sangre al cerebro y tengo la capacidad de concentración de una ameba distraída. Pero todo pasará, al menos durante doce días, aproximadamente. En esos doce algún niño tendrá fiebre y me quedaré sin tiempo libre de nuevo. La naturaleza que es muy sabia y... por cierto:

el tiempo libre no se resta de las horas de descanso. ¡Así no vale!

¡FELIZ SÁBADO! 

Yo celebro mañana el cumple del pequeñín en casa así que ya sabéis... mami in home. 

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