Mala vibra, pasando página.

Como ya sabéis no soy una persona que disfrute con los conflictos. Es más, me saturan. Las malas vibras me agotan, literalmente. Quizás por eso he tardado en volver por aquí. En este rincón exploté como tantas otras veces, sin embargo, esta vez han sido muchos los que han compartido mis emociones. ¿Movidos por el morbo y la curiosidad? Quizás. No seré yo quién juzgue al mundo ni al impulsor de su movimiento.

El caso es que si alguna vez juzgué la intermitencia no puedo más que darme con un canto en los dientes, pues aquí estoy de nuevo. Volviendo a lugar del que no debí marchar. Con la mente saturada de gilipolleces sin peso o importancia pero alejada del mundo imaginario que me salva. Y me salvo de nuevo, me rescato de la estupidez de la realidad. Esa que es presentada con crueldad y a golpe de sable. Total, que no tengo nada que escribir porque no quiero escuchar lo que pienso. Que el mundo está lleno de decepciones, de malos ratos... que nos pasamos la vida intentando no ver lo que tenemos delante. 

Pasar página no es de cobardes, es de valientes.
Si amas un buen libro sabes que esto es cierto.
¿Por qué? Porque por cada cien ovejas blancas hay dos hijas de puta que joden a todo Dios que se les pone delante. Y como las ovejas blancas no quieren jaleo ignorar a estas dos y se van a lamer el hocico de las negras que son las más buenas de todas. ¿Raro no? Como todo. Me permito desvariar un rato, que para eso es mi rincón, además lo necesito. Tengo un quiste, un nudo en la garganta que me agria el carácter y ni yo ni mi familia se merecen esto. Hoy juego a la ambigüedad porque me da la real gana, estoy enfadada y no soy cordial. Nunca he pedido que me tocaran las narices y aún así lo hacen. ¿Por qué tengo que seguir coartada por la serenidad y la corrección? No soy basura, ni garrapata, soy una mujer que trabaja dentro y fuera de casa. Doy lo mejor de mí dentro y fuera de ella y además, me he descubierto capaz de llegar mucho más lejos a través de mis libros. Y no voy a parar para ahorrar disgustos a los bosques, plantaré mis propios árboles para compensar los que se conviertan en papel. Ya hago más que muchos para no ser una carga en el mundo, y lo principal de ello es vivir. ¿Para que coño quieres estar vivo si no vives? Al carajo. Uso el lenguaje como me da la gana, con claridad y sin ofender, eso enseñaré a mis hijos. 


Establezco mis objetivos, valoro riesgos, emociones, ganancias y decido por qué vivo. Me equivoco de decisión y de persona, pero vivo. A pesar de los demás, eso es probablemente cierto. Con la certeza de no imponer una realidad individual, solo vivirla. En fin, aquí estoy. Siendo quien soy, siendo Hadha, siendo persona: esposa, madre, hermana, amiga. Con mis defectos, mi ceguera y mi genio. Sin taparlo, aquí lo tienes, te lo enseño. Pero lo más maravilloso de todo es que AQUÍ LO DEJO, porque esto es CONFESIONES, aquí se queda todo. A partir de aquí vuelvo a ser SORDA, a ver HISTORIAS NUEVAS, a sentir AMORES NUEVOS. 


Siento descarte mi mala vibra pero tú sabes gestionarla, yo no. 


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