Sin rostro, sin voz.
Ayynn... estoy totalmente enfrascada con la historia de Wattpad y esto está un poco abandonado, lo sé. Pero es que mis dedos no dan más de sí. Pero os voy a dejar algo por aquí, no soy muy partidaria de los pedacitos pero si de compartir retazos. Y aquí va uno de ellos. Uno calentito por cierto.
Me
desperecé con un caliente aliento detrás de mi oreja. ¡Cómo lo había echado de
menos!. Mi espalda pegajosa por el calor que desprende su cuerpo y el posesivo
toque de su enorme mano en mi cadera. Mi cabeza delicadamente apoyada en su
antebrazo y en mi nuca el suspiro de su respiración. Ya sabía cómo iba a acabar
esto. Los empujes de su cadera en mi trasero eran el más melodioso reclamo para
mí.
Había
aprendido a disfrutar de estos momentos con las limitaciones habituales, así
que desistí de abrir mis ojos y exorbité mis demás sentidos para sacar el mayor
partido a la extraña disfunción de mi cerebro. El tacto de su piel suave y
firme, morena en mi mente. Su olor limpio y enormemente varonil, más allá que
embriagador, más allá de la sensualidad, un elixir creado exclusivamente para
mi deleite. Y de su boca tan solo escapan gemidos, gruñidos y profundas
respiraciones que me excitaban en silencio, encendiendo lumbres en el hielo. En
mi estómago el vacío cotidiano de su voz y su rostro, la mala jugada de mi
mente traicionera y esquiva. Castigadora.
Durante
los últimos dos años había despertado con este hombre en incontables ocasiones,
no a diario pero si frecuentemente. Tanto que sentía su ausencia como una
carencia, una necesidad. Ahora lo tenía aquí y solo tenía que dejarme llevar.
Los
envistes de sus caderas se incrementaban mientras deslizaba su mano desde
ascendiendo desde mi cadera, por debajo de la camiseta hasta mi pecho,
apretando pellizcando y masajeando allá por donde pasaba. Toda mi atención en sus manos que se cerraban
acercándome más a su pecho y clavándome su erección matutina en la parte más
baja de espalda. ¡Oh cielo! Reconocía a la perfección cada uno de sus
movimientos y la anticipación me mataba, deliciosa. Más cerca ahora, su aliento no rozaba mi nuca sino que
penetraba en mi oreja y convertía el ritmo de su respiración en un impulso
sexual y eléctrico directo y feroz mientras arañaba con sus dientes ese
epicentro del placer para mí, la piel fusto delante de mi oreja. La sensación
fría de la contracción de mis músculos desde mi rostro hasta los dedos de las
piel daba paso a un sunami de calor abrumador que acababa en el baile antiguo
de mis caderas empujando hacia atrás en su busca. Suspiros y quejidos se
derraman en una espiral hambrienta.
Sé que si
me doy la vuelta desaparecerá, como cada noche. Opto por entrelazar mis dedos
entre los suyos con la firme intención de sujetarlo aquí, en mi cama. Su
complicidad me divierte. Llevo sus dedos a mi boca y valiente por la falta de
inhibición de la desvergüenza, voy
besando sensualmente cada uno de ellos. Con esfuerzo sujeto mi lengua dentro de
mi boca, me muero por lamerlo, chuparlo… la perversión con un desconocido puede
ser sencilla. También puede ser solo aparente.
Cambio mis
labios por mis dientes e introduzco su dedo corazón profundamente en mi boca
con cuidado de no rozarlo con los labios o la legua. Un sabroso juego para
ambos. Dejo que su yema se encienda con el fuego que se escapa de mis pulmones
para después cerrar los dientes sobre él y deslizarlos a lo largo de toda su
longitud, en una aguda advertencia de la pasión que estaba por desatar. En mi
espalda, su pecho ha dejado de moverse y me siento poderosa, una diosa capaz de
contener el aliento del perfecto hombre que he creado para mí. Algo vanidosa
también, por qué no reconocerlo. Por qué no disfrutar de ello.
Cuando
libero su dedo también suelto el agarre en su pecho y toda su contención. En un
segundo está encima de mí cubriendo mi boca con la suya y obrando su poderosa
magia sobre mí. Sus besos tienen el más puro sabor a hombre, al gozo más sexual
que una mujer puede imaginar porque… los sueños, sueños son.
Lo devoro
y me devora, su lengua es una gruesa serpiente en mi boca. Me envuelve, se
retuerce, me acaricia y me promete tantas cosas. En expertos movimientos,
libres de cualquier indecisión, timidez o precaución se coloca entre mis
piernas abriéndolas con sus rodillas sin delicadeza alguna. No la quiero a
esta, no la necesito. Lo necesito a él. Sus minutos, sus segundos. Su piel
entre mis dedos para apretar sus músculos y gritarle al cielo que ardo, que me
quemo. Empujo confiada mis caderas hacia arriba sabiendo que sus promesas de
hundirse en mi están ahí cada noche y maldigo la certeza de que los fuegos
serán contenidos, nunca controlados. Jamás extinguidos. Encuentros juveniles
mal apagados con un maravilloso hombre sin rostro que en los últimos años ha
puesto el listón demasiado alto para cualquier hombre terrenal.
Sin
detenerme demasiado en la frustración por venir me dejo ser… subyugada en un
ritual de sensualidad con mi ángel caído del que no me quiero salvar…
-
OH…. Joder!! – he vuelto a quedarme dormida, en el
despertador, M-Clan y su Ritual han complicado mis sueños, más aún, si fuera
posible. Debería sentirme insatisfecha por la ronda de sexo sin concluir pero
sin embargo, no puedo más que
conformarme con lo que mis sueños me dan.
Me niego a
darme una ducha fría, prefiero mantener el calor sobre mi piel y hacer mi día
más llevadero. Necesito algo de sexo ¡Ya! Me grito interiormente. Desde abajo….
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