Efervescencia

La Efervescencia. La disolución de un gas en una disolución acuosa. ¿Puede ser un estado de ánimo? Algunos compañeros me han hecho pensar en ello.

Hablar de emociones siempre es difícil para mí. En mis historias soy capaz de describir sensaciones, pasiones, odios, esperanzas... en fín, soy capaz de describir todo lo que en mí me cuesta reconocer. Hablo de valor, de éxito, de lucha y sin embargo me achico, me encojo cuando en entorno alrededor se espesa, pesa. 

Mis mejores relatos no sé si surgen en estados sin nombre, en situaciones donde las emociones fluyen de mí tras sufrir miles de golpes, como gotas que luchan hacia la superficie para liberarse. Son además momentos concretos, lapsus, instantes de erupción, de explosiones. Son momentos de ideas. En verdad es una palabra preciosa, excitante, inspiradora, desbloqueante, liberadora, intrínseca a las emociones...

Para mí, dar el cariño que cada uno se merece solo por ser quién es y ver como ni es correspondido, ni recibido, ni valorado, nada... provoca situaciones de ferviente efervescencia. Violentas erupciones emocionales  que alteran todo lo alterable. Sin embargo, es la calma la que me hace enlazar ideas y más aún, es la calma la que me hace enlazarlas con elegancia. La calma tras la tormenta es la que me estabiliza mis armas y coloca cada palabra en su lugar. Mi estado de efervescencia está pasando, llega la calma, lenta, tranquilizadora, cantado mi suave nana. Después de un descanso real tras cinco días, a mi alrededor las emociones fluyen en un reacción física de oxidación. Cuando estoy tranquila y consciente de mi mundo, mi mundo respira. Cuando las emociones me ahogan, el mundo pesa y tiene densidad, es líquido.

Pero redundando un poquito más, la efervescencia ¡es tan necesaria!, las emociones se ahogan contigo, sin embargo es la efervescencia la que las libera y te deja ligera, calmada y vacía de nudos emocionales. Es esta reacción carbonatada (en la mayoría de los casos) la que desata de euforia de la felicidad, la dicha, la plenitud y tras todo esto un estado permanente de dulce plenitud.

Muchas gracias a los compañeros de google+ por inspirar este post. Un hurra! por la Efervescencia. Y un HIP HIP!! por los que estando cerca deciden ser extraños.

¡¡LA EFERVESCENCIA BAILA CON MI TORMENTA!!

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