Duelo por ella. Me alegro por mí.

¿Por qué los proyectos llegan a un final?
¿Por qué tiene más mérito estar lleno que vacío?
¿Por qué la independencia económica está mejor valorada que la emocional?
¿Por qué todos pensamos que tenemos derecho a todo?

Ya puedo dar por concluida mi experiencia profesional como librera, lo que ocurra de ahora en adelante se puede parecer, pero no va a Ser. La frase que vendría a continuación me la voy a reservar porque tu vida ha de ser igual de maravillosa al acabar de leer esta entrada.



La vida está llena de preguntas y muchas de ellas se formulan con el claro propósito de marcar un camino y recorrerlo: el último número de pi, el secreto de la felicidad, el Camino para llegar a Santiago, la clave del bienestar, la paz mundial, el gazpacho perfecto, qué heredé y de quién... Este hecho, en sí mismo, no supondría ningún problema si no se le asignara un valor de éxito: es más inteligente quien ha memorizado más cifras del pi, es más feliz el que más sonríe, cien kilómetros más uno, el mejor colchón, la paz interior, la estrella Michelín o el color de los ojos. Pero, ¿sabes qué he aprendido de mi fracaso? Que ya está. Que ha ocurrido y punto. 

No importa si fue el covid, la situación económica, la competencia de las multinacionales, la poca perspectiva de valor del entorno local, la competencia leal, la falta de publicidad, el rincón escondido... nada de eso importa ya. Lo único que sumo es el presente.

- Me duele todo el cuerpo porque ha sido agotador desmantelar el minimundo de Librería Madre Tierra.
- Me pesa el corazón porque aunque he amado este proyecto, ahora mismo lo aborrezco. 
- No creo que el sistema valore el trabajo autónomo ni el emprendimiento como una profesión digna, sino que resta derechos a la autonomía y favorece a grandes empleadores, a la vez que reduce el peso social del empleado y acalla el poco llanto que le queda tras décadas de sometimiento. 
- Hay sin vergüenzas a los que le va de lujo y el trato del karma no me compensa. Lo que me deja en paz es no detenerme en ellos sino en mí. 
- Me molesta el error. No he parado de pensar que me equivoqué, aunque no sé en qué. 
- La compañía no es el entorno ni la multitud, la compañía es "conmigo es suficiente".
- Y lo más importante y más aterrador... perseguir un sueño pueda hacer que te equivoques de pesadilla. Esto sí que me da miedo. 

Puedes querer lo que haces pero no puedes depender de lo que amas, así no funciona. O quizás sí se puede pero yo no lo he conseguido. No puedo dar por cierto más de lo que sé. 

Muchos me habéis preguntado cómo estoy. No voy a mentir, no me apetece, quizá esto también lo he aprendido en estos dos años. No estoy bien, sigo enfadada, enfrascada en un duelo superfluo que me trae a la mente el duelo más importante de mi vida, el fallecimiento de mi padre. Y como entonces sigo anclada en esa emoción. Espero que todo lo que me ha enseñado la Pachamama estos dos años me ayude a visualizar la siguiente fase con naturalidad y aceptación. Hace dos noches miré al cielo y di gracias al universo, desde entonces me siento mucho mejor y he recibido mucho más de lo esperado, así que súmate, agradece lo que tienes. ¡Hagamos que todos los días sean 23 de diciembre!

Por lo demás, desearía que nadie más tuviera que pasar por algo como el cierre de un negocio, aunque la verdad, no es para tanto. Ocurre y ya está. Día a día observaba que no solo dependía de mí, días buenos, días malos, días peores, días maravillosos... Ojalá todos los días fueran maravillosos pero así no es la vida. La vida es otra cosa, es lo que pasa mientras intentas que pase otra cosa. La vida son dos años sin escribir, dos años intentando crear a regañadientes con la vida. La vida son sumas y restas para una Tauro que solo quiere sentir pasión y remover la masa del pastel hasta llenarse los codos de huevo y azúcar.



La vida es empeñarte en ser independiente económicamente cuando eres dependiente como individuo. La vida es obsesionarte en hacerlo todo sola cuando el mayor aprendizaje es pedir y recibir ayuda.
La vida es depender de lo que escriben otros en lugar de vivir de lo que escribes tú.
La vida es un despropósito en sí misma. Y es sorda, hipoacusia severa sin posibilidad de recuperación. Y como nosotros crecemos a su imagen y semejanza pues somos zoquetes emocionales que nos empeñamos en usar escalones, estructuras y pirámides en lugar de caminos, raíces y viento. Pero, ¿quién soy yo para darte un sermón? 

Yo solo soy una mamá que quiere superar la fase de Malamadre para poder escribir sobre sus Buenoshijos. 
Yo solo soy una mujer que ronda los cuarenta y ha empezado su crisis demasiado pronto, espero que eso me de más tiempo para vivir encaminada después.
Solo soy una  hija de una madre que no pudo ser niña y nieta de una mujer que supo aguantar y empujar para sobrevivir sin sentir. Joder, que feo ha sonado esto. Pero es como echar un candado a un hermoso proyecto; ha ocurrido así, y punto. Esto es una parte de quien soy, porque también...
Soy una mujer creativa, resiliente y empática capaz de entender casi cualquier situación personal.
Soy una madre que quiere mejorar y una esposa que no quiere desaparecer.
Soy una mujer que ha aprendido a desnudarse desnudando a otras mujeres.
Soy una maraña de miedos e inseguridades en las que los dos extremos siempre asoman la cabeza para poder desenmarañarse. 
Soy una persona a la que le gusta sentir el amor de los demás y que acaba de aprender a abrazar.
Soy muchas otras cosas además de un negocio cerrado y una cancela sin engrasar. 
Soy un reloj de arena, mujer, que detengo mi tiempo cuando quiero. Porque no importa lo que tengo, sino lo que siento.

Tú, sí tú, estarás diciendo: todo esto lo dices porque tienes pan que llevar a la boca de tus hijos cada día. Porque no dependes de ese negocio para tener una vida digna. Es cierto, mi vida digna no dependía de ese negocio pero mi dignidad como profesional sí. Necesito trabajar para pagar mis facturas, no es suficiente con quedarme en casa pero no quiero volver a equivocarme. Si voy a emprender, que sea allí donde me necesiten. 



En fin, no sé si he dicho más o menos de lo que debía, pero he dejado escrito lo que quería. 

¡SED FELICES!

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